jueves, diciembre 08, 2005

Panorama en general de las relaciones cívico-militar, durante el gobierno de Augusto Pinochet


El once de Septiembre de 1973 es uno de los días más significativos de la historia de Chile. Luego de una crisis económica reinante en nuestro país y el ambiente polarizado que se vivía en las calles, una junta militar toma el poder de Chile. Las cuatro ramas castrenses integran ésta. Augusto Pinochet, Comandante en jefe del Ejército, José Toribio Merino, Comandante en jefe de la Armada, Gustavo Leigh, Comandante en jefe de la Fuerza Aérea y Cesar Mendoza, Director General de Carabineros, asumen el mando de la nación.
En un comienzo, se pensó que todas las decisiones iban a ser tomadas en conjunto, pero de a poco la figura de Augusto Pinochet comienza a sobre salir del resto. Se va a convertir en el gran líder de ejército, asumiendo el poder y consumando los gobiernos más prolongados en la historia de Chile. La duración de este gobierno, se deba notablemente a la habilidad que tiene Augusto Pinochet para mantener a las fuerzas armadas bajo su mando y las sociedades que creó con los civiles.
El apoyo más importante es el de los militares y esto se debe a diferentes razones. Lo primero es que los militares son de clase media, por lo que siempre han visto con resentimiento a la elite política, la que culpan de lo que está sucediendo en el país. Lo segundo es que los militares se destacan por ser adoctrinados y jerarquizados, lo que le da orden y estabilidad al mandato de Pinochet. , Lo tercero, y más importante, es que les da acceso a los ámbitos civiles, lo que les da participación administrativa, generando un sentimiento de “su” gobierno para las diferentes ramas castrenses. Además, apelaban al tema de seguridad nacional, promovido por Estados Unidos, lo que mantendrá a las FF.AA. bajo el mandato de Pinochet. El único incidente que tuvo este gobierno con las ramas castrenses, es la oposición de Gustavo Leigh, pero el problema se iba a resolver con la salida de éste, al ver que no tenía apoyo ni de la Armada ni de Carabineros.
Luego vienen las alianzas que contrae con los civiles. Augusto Pinochet no quiere nada con la política, por lo que tiene a juntarse con grupos apolíticos. Además, disolvió a todas las oposiciones políticas, cerrando los partidos, persiguiendo a los integrantes del partido Socialista y Comunista, censurando la prensa, poniendo toques de queda y cerrando el congreso. Se unió específicamente con dos grupos. Los primeros le darán un proyecto a realizar en el ámbito político que serán los Gremialistas, cuyo icono fue Jaime Guzmán, donde destaca la constitución del año 80´. Los otros son los Chicago Boys, que instaurarán una economía Neoliberal, donde destacan Hernán Büchi y Sergio De Castro.
Gracias a esto, Pinochet puede mantener estabilidad dentro de su gobierno. Primero instaura un gobierno completamente autoritario sobre el ámbito civil, donde las posibilidades de participación eran nulas y los plebiscitos no tenían un colegio electoral que fundara las votaciones.
Las participaciones cívicas en los primeros años son casi nulas. Esto por la fuerte represión que existe dentro del país. Los partidos son perseguidos constantemente por la DINA, policía secreta de Augusto Pinochet. Además, en el ámbito económico había grandes avances, lo que mantenía al pueblo contento. Todo esto va a cambiar con la depresión económica que vivió el país en 1982. No sólo hay grandes problemas financieros, sino que acá se comienza a crear una apertura para el ámbito cívico. Muchas son las organizaciones que se vuelven a reagrupar (sindicatos, partidos) y, además, la oposición se vuelve a reorganizar con los Socialistas renovados y la Democracia Cristiana más flexible. Además, disminuyó la censura, por lo que se pudo generar mayores propagandas en contra del gobierno. Así, Hernán Büchi, para el año 1985 logra estabilizar la economía del país, pero las heridas están abiertas y la oposición gana terreno a pasos agigantados, lo que se va a reflejar en la victoria del NO en el plebiscito de 1988.